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miércoles, 7 de marzo de 2012

Cuento "No Sexista"


NICO “EL CENICIENTO”
(El Ceniciento que Sí fue Feliz)

Erase una vez una mujer llamada Pispireta Diez Sanz casada con un buen hombre, llamado  Antonio. Vivían en una gran mansión a las faldas del Moncayo, en un pueblecito muy humilde y bonito llamado Novallas. Pispireta era una gran costurera de la época y estaba en la cumbre de su carrera y por ello tenía una economía bastante alta, era muy famosa por la villa. Al poco tiempo de casarse tuvieron dos niñas gemelas muy guapas y traviesas, siempre hacían de las suyas. Tres años después, tuvieron un hijo “Nico”, un niño sano, alegre, risueño y con unos ojillos llenos de vida y esperanza. El niño, desde pequeño recibió clases de costura y de todo tipo de tareas de la casa hasta el punto de que cumplió 18 años y era un gran amo de casa.
Pispireta estaba muy contenta y orgullosa de Nico pero Antonio no estaba de acuerdo con su mujer en que su hijo dedicara su vida a coser y ser amo de casa y no cesaban las discusiones entre los dos. Por otro lado Rita y Sara, las hermanas, no paraban de decir a Nico que esa no era vida de un hombre, que no debía hacer las tareas y que tenía que salir de fiesta para conocer mujeres.
Nico, cansado de las burlas de sus amigos y de las discusiones familiares decidió hacerles caso.
Ese mismo sábado salió con sus amigos y se emborracho y comenzó una vida que poco tenía que ver a la que había llevado hasta ahora.
Un año después murió su madre y fue una gran pérdida para todos, especialmente para Nico. Esa misma noche se le apareció su ángel de la guarda (decir que todos llevamos un ángel de la guarda y son bajitos y peludos”. Su ángel de la guarda le dijo que si era feliz con esa vida, que reflexionara y pensara lo que realmente le gustaba hacer en la vida y añadió: tú también puedes ser un ceniciento. También le dijo Nico, no hay de que avergonzarse, yo te ayudaré a ser lo que realmente quieres ser.
Nico decidió que quería ser amo de casa porque los hombres también pueden dedicarse a ello, es un trabajo igual de digno que otro “Todos somos iguales”.
 Un día por el bosque cogiendo moras, conoció a su cenicienta que trabajaba talando árboles en el bosque, era una chica alta, robusta y le impresionó. Ella le comprendía y entendía el oficio de Nico.
Al poco tiempo se casaron y se hicieron una casita muy humilde y acogedora en el bosque donde Nico y la robusta chica vivieron felices y comieron perdices….